miércoles, 21 de mayo de 2008

El viaje a Granadilla

El 30 de marzo los alumnos de 3º del eso nos fuimos de excursión a Granadilla, Cáceres, durante una semana.
El viaje a Granadilla fue bastante largo. De ida, salimos a las doce y media de la noche, casi a la una porque tuvimos que cambiar de autobús ya que las maletas no cogían en el maletero. Al cabo de un rato de camino, ya empezamos a cambiarnos de sitio. Durante las primeras horas de camino, íbamos todos bastante activos y hablando de nuestras cosas mientras el tiempo transcurría y la distancia se acortaba. Cada dos horas, aproximadamente, hacíamos una parada en una gasolinera o en un bar, para comer, beber, repostar gasolina o ir al servicio. Hacia las tres o tres y media de la mañana, la mayoría de la gente ya estaba dormida o intentaba hacerlo. Todos estaban dormidos excepto Kevin, José, Silvia, Sonia, Ronny, Noelia Santos y yo, que continuábamos hablando y haciendo fiesta, al tiempo que no dejábamos dormir a mucha gente y despertábamos a mucha otra. A las ocho y media de la mañana paramos en Salamanca, donde desayunamos y fuimos a visitar la iglesia, la plaza y otros monumentos preciosos. La ciudad, para mí, es muy parecida a Santiago. A las diez u once, continuamos el trayecto y a las once y media o doce paramos en Béjar, un pueblo muy bonito que estaba en Salamanca. Luego, continuamos y paramos en Candelario, otro pueblo que estaba en Salamanca y en el que comimos en un bar ya que llovía. Tras comer, fuimos a dar una vuelta por este pueblo antiguo pero bonito. Tras esta visita, retomamos el viaje y a las cinco y media, aproximadamente, llegamos a Granadilla; con algunos problemas, ya que nos perdimos unos metros antes de llegar, pero conseguimos orientarnos correctamente y llegamos a ese fantástico pueblo llamado GRANADILLA.
El viaje de vuelta, tiene menos anécdotas que contar porque íbamos todos bastante más cansados pero aún así, hubo algunos, como las personas que he mencionado anteriormente, que no dormimos nada en el viaje de vuelta. Salimos de Granadilla a las diez y llegamos a las siete, aproximadamente, a Zas, donde nos esperaban nuestros padres para ayudarnos a coger las maletas, que ya no iban cargadas sólo de ropa, calzado, toallas y demás objetos de aseo diario, sino que portaban muchos recuerdos de cada una de las personas que conocimos en Granadilla, con las que nos divertimos mucho y de las cuales, nunca nos olvidaremos.
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